POR AHORA ESTOY SOLA

Y después de muchos días sin inspiración y varios de muchos cambios, finalmente me vuelvo a sentar frente a mi cuadernito para escribir lo que estoy sintiendo. Tuve 2 o 3 semanas de días grises que llevaron a tomar decisiones que hicieron que hace exactamente una semana, vuelva a sonreír. Y fueron sonrisas que se repitieron cada día de esta última semana, hasta la noche de hoy que volvió a aparecer la inspiración. Mas que nada creo que decantó. La exposición a tantos estímulos hizo que hoy me dieran ganas de “salir para afuera”. Esas ganas, acompañadas del empuje de lectores preferidos y de las ansias de aquellos del otro lado del mundo de saber si estoy bien, me traen de nuevo acá.

Asi que en primer lugar, estoy bien. Estoy feliz.

Parte de los cambios recientemente vividos es la “pérdida” de mi compañera de viaje por tiempo indefinido. Por diferencia en proyectos de vida y búsquedas personales hoy nos separan varios KM. Ella esta en Sydney y yo estoy en Brisbane. La realidad es que intente mudarme a Sydney, pero por varias razones no funcionó. No estaba en mis planes enamorarme de West End ni en los de ella enamorarse de un argentino. Pero la vida es acerca de decisiones en búsqueda de la propia felicidad. Así que asumo y deseo con fuerza, que las nuestras daran los mejores frutos.

Y con este nuevo panorama llega la hora de la verdad.

¿Qué es realmente vivir SOLA (en la otra punta del mundo)?

 Hay días buenos y malos, como dice mi hermana cuando me llama desde Madrid para darme apoyo. Hay días que lo mejor que te puede pasar es estar sola y hay días en que te enoja no tener a nadie cerca en el momento justo. Sin ir al drama, por ejemplo, el otro día me quería poner un hermoso vestido para salir y no pude lograr subirme el cierre sola. Carl, mi roomate, estaba en su quinto sueño como para venir a ayudarme asi que tuve que pasar al plan B y cambiarme el vestido. Necesitaba que Cali este ahí para ayudarme! Pero bueno, después me convenci de que no era la noche para usar ese vestido y que por eso la vida no quiso que me lo ponga. Es mas fácil pensarlo así antes que enojarme por no tener a Cali al lado. Otra cosa es que llego tarde a todos lados (siendo la mujer mas puntual del mundo) porque me paso horas buscando las llaves. Antes, Cali siempre estaba ahí para ayudarme: “No estaran en el baño?” “Buscaste en tu cartera roja?” Y mágicamente ella siempre las encontraba. Pequeñas anecdotas, pero hacen la diferencia en el día cotidiano.

Otra novedad de la soledad es encontrarme hablando sola varias veces del día. Reflexionando acerca de lo que veo en la calle, inventando historias, haciendome amiga de mi insconciente. Nos venimos llevando barbaro por suerte. Por alguna razon siento que le tengo que contar todas mis vivencias en voz alta. Esta bueno porque me las creo. Porque a veces son tan increibles que me cuesta creerlas. Es como cuando cortas con un amor y todavia no terminas de (o no queres) entender el porqué. Necesitas contarlo en voz alta muchas veces a muchas amigas para terminar de convencerte. ¿Algo asi, no?

Y por supuesto que estan los momentos donde uno “agracede” estar sola. Por ejemplo, esta semana sali a comer con un alumno de español y su esposa cosa que no hubiera pasado si no se hubieran enterado que había vuelto a la ciudad y sola. También tuve un noche increíble con un amigo que me llevo a recorrer bares, comer pizza en la calle y tomar vino en una casa amiga. Otro día, me hice un nuevo amigo español que conocí porque quería alquilar un cuarto en su casa. Vive a 30 metros de mi casa actual y planeo que me enamore de Barcelona para juntar ganas de ir para alla en algún momento. Le gustan los mangos asi que creo que nos vamos a llevar muy bien. Como decía, cosas que no hubieran pasado no estando sola.

¿Y como no volver a sonreir después de volver a reencontrarme con mi único fiel amante, West End? Es un lugar que vive en un dialogo constante conmigo misma. Se la pasa hablando a través de cada uno de sus habitantes. Cada vez que escucho fragmentos de conversaciones, que alguien me habla en la calle, que leo algo escrito en las paredes …puedo sentirle el pulso al lugar. Y eso late adentro mio. Y es ahí donde me voy cuenta que es donde tengo que estar.

En los viajes, pienso, siempre hay que buscar un balance. Y sobretodo, nunca casarse con un plan. Una  amiga viajera me conto en su libro:

 “La idea de repetir un destino me genera contradicciones: por un lado, si es un lugar en el que pase momentos felices, tengo muchas ganas de volver, y a la vez me preguntó si debería hacerlo (al lugar donde has sido feliz no deberías intentar volver, canta Sabina) . Por otro lado pienso, con cierta ansiedad: si tengo tanto mundo por recorrer y tan poco tiempo de vida para hacerlo, porque gastar m

i tiempo en repetir lo que ya vivi? Sin embargo, cada vez que repito un destino descubro rincones nuevos - del lugar y de mi ser - y me doy cuenta que cada re visita tiene sus razones. "

Por ahora decido volver a casa, por ahora decido quedarme aca hasta volver al equilibrio absoluto.

¿Quién dijo que era fácil? Hay que sobrevivir el estrés de no saber si podes pagar una casa a largo plazo, de no tener trabajo y de comer poco y nada. Hay que sobrevivir a trabajos casuales de camarera que te hacen sudar como cerdo 10 horas seguidas subiendo escaleras. Pero cuando sobrevivis y caminas de vuelta a casa respirando la magia del lugar, llegas a tu casa y te tomas una copa de vino con roomates de diferentes partes del mundo….ahi entendes porque estas donde estas y sobretodo, porque no te queres ir jamas.