jueves, 26 de septiembre de 2013

NOCHE DE JUEVES&JUANA


El jueves se venía lleno de cosas pero no nos importaba tener un día agitado porque sabíamos que nos esperaba una gran noche. No habían muchos planes, solo sabíamos que queríamos ir al Brisbane Festival, sobre el río, a tomar una cerveza mientras escuchábamos alguna linda musiquita.



Cuando terminaron nuestras obligaciones, a eso de las 7pm, nos pusimos lindas y salimos a la calle. La noche era perfecta; una de esas donde corre una brisa que te acaricia y la única luz que ilumina es la de la luna. 



Caminamos hasta Southbank, lugar donde se llevaba a cabo el festival, y paramos en un puestito de comida. Pedimos batatas fritas, rabas y cerveza artesanal. Para chuparse los dedos. Nos reimos mucho con una sesión de acontecimientos bizarros y cuando la risa cesó, emprendimos la caminata en busca de un buen helado. Terminamos en una heladería divina comiendo un brownie con salsa de chocolate, frutos rojos y dos bochas de helado: cookies and cream y white chocolate & Raspberry. Nos volvimos a reir de mas acontecientos bizarros y emprendimos una nueva caminata, de regreso a casa, pero con ganas de hacer una parada en algun barcito para tomar otra cerveza. En el camino con cruzamos con una amigo músico quien nos hizo frenar abruptamente al escuchar como hacia sonar de bien: Ho Hey-The lumineers . Bailamos y cantamos un rato, le tiramos unas monedas, intercambiamos sonrisas y seguimos.



Llegamos hasta un bar en West End, conocido por la variedad de cervezas y por el talento del hombre que cada noche toca en vivo. Disfrutamos varias de sus canciones, tomamos mas cerveza, me enamoré del mozo, pasaron mas aconteciemientos bizarros y volvimos a emprender la caminata de regreso a casa. Nuevamente tuvimos que volver a frenar cuando escuchamos sonar una guitarra acompañada de una de las voces mas dulces que escuche. Paramos a mirarlos un rato. Parecían de nuestra edad y en nuestra misma sintonía. Nika y Lorenzo. Ella de Chicago y el de Italia. No podes tocar la guitarra asi, ser italiano y encima llamarte Lorenzo! Amor.



Nos sonreímos. Se acercaron dos chicos mas, también deleitados por la situación. De a poco fuimos entrando en confianza hasta llegar al punto de sentarnos en ronda, ellos en el medio, protagonistas de la noche. Y asi pasamos un buen rato, compartiendo, volando. Hasta que llegaron dos personajes más: rasta 1 y rasta 2. Por esas cosas locas de la vida ya los conociamos a ambos de antes. Rasta 1, hace una semana, me había parado por la calle y convencido de asociarme a Greenpeace. Rasta 2, es un hippie, pero de los hippies en serio, del barrio. Asi que ya lo habíamos cruzado varias veces. 


De nuevo llego el momento de volver a calentar el ambiente: presentaciones, sacudidas de mano, ofrecimiento de bienes, y a seguir cantando. Cuando ya estabamos todos respirando la misma energía, Rasta 1 saca su instrumento: un didgeridoo. Nuestra cara de sopresa, no solo porque nunca habiamos visto uno de esos, sino porque pensamos que lo que transportaba nuestro amigo es esa tela con forma de cilindro era una sombrilla. Pero no, era un didgeridoo. Todavía no estabamos recuperadas del asombro cuando Rasta 2 también saca su instrumento: "no se como se llama".  Podemos apodarlo como "una trompetita artesanal", asi la nombro Calita.



Y lo que empezó a pasar ahí pueden llegar a imaginarselo. Todos conectados el uno con el otro, totalmente inconscientes de lo que pasaba alrededor nuestro en la calle. Hermoso momento con hermosas personas.


Después un rato bien largo, entramos en un gran dilema: teníamos hambre pero no queríamos abandonar la ronda. Asi que pactamos escuchar una canción más e ir en busca de algo rico para comer. Y asi fue.


Llegamos al kiosco 24 horas y fuimos directo a la heladera. Un helado magnum palito era perfecto. Pero de paso también compramos una dona y una bolsa de gomitas de serpiente. Si. Una mezcolanza que nos mato. Pero la disfrutamos como locas.
Tanto asi que cuando Cali le dio el primer bocado al helado pego un grito y se arodillo en el medio de la calle. Yo, asustada, reaccione enseguida para ver si le pasaba algo. "Es que esto es lo mejor que me paso en la vida" me contesto. Me arodille con ella y nos pareció lógico terminar de comer el helado arodilladas al placer, en el medio de la calle.

Llegamos a casa estalladas de risa, cuchareamos nutella, hablamos con nuestro roomate acerca de nuestra increíble noche y nos fuimos a dormir piponas.



Salud Jueves!







Las fotos no son buenas, son de celular. Pero no quería dejar de mostrarles un poco de como fue.