lunes, 6 de enero de 2014

ENCUENTRO CON LOS PABLOS



Jueves a la tarde. Volvía caminando a casa, cuando me cruzo con dos chicos que al mirarnos, algo nos conecto y los llevo a decirme “Hola!”. Literal. En español. Sorprendida por el saludo, ya que en West End solo viven dos argentinos y no suelen haber muchos mas dando vueltas, les contesto efusiva “Hola!”. Se sorprenden también, porque no esperaban respuesta y menos en el mismo idioma. La intención de su saludo no fue porque pensaron que hablaba español ni mucho menos que era argentina, sino que les salió así.

Me suelen decir que no parezco argentina. Confieso que me molesta un poco porque me encantaría tener esa chispa latina. Pero no. Siempre me confunden con francesa o de algún lugar de Europa del este. En fin, la pinta es lo de menos. Algo hizo que nos crucemos.

No fueron muchas las palabras que intercambiamos hasta decidir ir a comprar unas birras y seguir la charla en casa. Me acabo de mudar a una casa divina con mucho verde y mucha paz. Asi que me divertía tener a mis primeros invitados para poder compartir mi lugar y amigarme con mi nuevo espacio.

Además, las últimas dos semanas de festejos navideños y años nuevos me hicieron extrañar mucho mi país, mi gente, mis cosas. Una dosis de argentinos con buena onda eran el programa perfecto para revivir un poco todo eso que extraño.

Pasamos una linda tarde y decidimos volver a encontrarnos a la noche en su hostel para tomar Fernet. Mi abstinencia de Fernet era de 5 meses y ya no podia sostenerla mucho mas. Así que cuando me propusieron una noche de Fernet, ni lo dude. Además, después de una buena tarde de charlas nos dimos cuenta de que teníamos varias cosas en común.

Esa noche fui para su Hostel. Estar en un hostel te da esa sensación de “estoy de vacaciones”. Lo raro es que yo era la única que no estaba de vacaciones, por lo contrario, era casi local. Fue loco vivirlo así. Más loco fue responder preguntas como: Que me recomendas? Que Bus me tomo? Donde esta el supermercado? De repente asimilé que tengo una vida en Australia, que ya pasó la etapa de recién llegada. Que ya tengo mi casa, vecinos, mis amigos, mis recorridos, mis lugares preferidos.

Volviendo a los Pablos, nos tomamos unos ricos Fernet y los lleve a un “lookout” en un parque en West End desde donde se ve gran parte de la ciudad. Me encanta ese lugar porque reina el silencio y se contempla la ciudad. Son dos cosas que no podrían coexistir pero ahí lo hacen. Y que bien lo hacen.

Al día siguiente ellos partían para Byron Bay, uno de mis lugares preferidos, y me ofrecieron irme con ellos  el fin de semana ya que el lunes tenia que volver a trabajar.

Ni lo dude. El Sábado a la mañana alquilaron un auto y arrancamos para Byron. Roadtrip con mate. Impecable.

En el camino, después de que Pablito recibiera una llamada de parte de su prima, decidimos hacer una parada en “Paradaise One”, una comunidad a unos 15km de Byron. Vicky, la prima, estaba viviendo ahí hace dos meses.

Lugar hermosos si los hay. Hay cabañas para huéspedes pero tambien estan los que hacen “woofing” : World-Wide Opportunities on Organic Farms también conocido como Willing Workers on Organic Farms, "Trabajadores voluntarios en granjas ecológicas".

El concepto principal es la sustentabilidad. Viven en comunidad, son ecofriendly y tienen muy desarrollado todo el lado espiritual. Profundidad. Hay artistas, viajeros, gente despojada de lo material que no necesita mucho para ser feliz.

Nosotros fuimos woofers por dos días.  Por nuestra estadía y comida, tuvimos que cocinar y limpiar.

Hacían 40 grados de calor y nos metimos en la cocina a preparar 120 empanadas de choclo. Trabajo en equipo. Esfuerzo. Música. Risas. Y la mejor parte, sentarse a la mesa y disfrutar de todo lo que nos había dado ese día.

La gente que vive ahí es super generosa y hace honor a una de las ideas principales de la comunidad: compartir. Se sientan con vos, te quieren conocer, te quieren enseñar. Esa noche nos quedamos tomando unos vinos, teniendo buenas charlas, y finalmente nos fuimos a dormir.

Al día siguiente, nos toco hacer housekeeping. Limpiamos entre todos las cabañas que son para huéspedes y después nos fuimos a pasar el día a Byron. Como me gusta Byron. Esa playa, esa gente, esas ganas de quedarte a vivir. Ya me tocara…