sábado, 30 de noviembre de 2013

NIMBIN y su "magia"


Mucha gente nos los recomendó.


Es un pueblito de una cuadra, alejado de la playa con pocos habitantes y en su mayoría hippies. Use tantas veces este termino en los últimos relatos que ya creo que le hice perder el sentido. Pero para volver a encontrarlo, volvamos a esta definición: 

Se llama hippie, hippy o jipi1 a un movimiento contracultural, libertario y pacifista, nacido en los años 1960 en Estados Unidos, así como también a los seguidores de dicho movimiento. Los hippies escuchaban rock psicodélico, groove y folk, abrazaban la revolución sexual y creían en el amor libre. Algunos participaron en activismo radical y en el uso de marihuana y alucinógenos como el LSD y otras drogas con la intención de alcanzar estados alterados de conciencia; en realidad una forma de rebelarse por la homogeneidad de conceptos que ofrece el sistema. También buscaron formas de experiencia poco usuales en esos tiempos, como la meditación. Debido a su rechazo al consumismo solían optar por la simplicidad voluntaria, ya sea por motivaciones espirituales-religiosas, artísticas, políticas, y/o ecologistas.

Los habitantes de Nimbin tienen mucho de esto pero arrastran también las consecuencias resultantes de llevar esta filosofía de vida más de 50 años, luchando contra el sistema, la sociedad y los efectos secundarios de la droga. A lo que voy es que suena tentadora la propuesta al mundo hippie pero es verdad también que el hippie feliz que imagina el hombre de ciudad no es
tan feliz como de verdad se cree. En muchos casos, la soledad, la perdida de lucidez y el resentimiento a años de criticas los lleva a la violencia.

Nos habían contado que era una linda experiencia pasar un día ahí, vivir el ambiente, volar un rato.

Pero hoy, después de haber pasado 24 horas en Nimbin solo deseo poder volver a West End por un día para decirle a ese fotógrafo que conocí esa noche en The End, que había vivido 4 años en Nimbin, que tiene razón. Nimbin puede ser el paraiso como también el infierno.  Y así fue mi experiencia, mitad del día en uno y mitad del día en otro.

INFIERNO

Llegamos. Estacionamos la van. Agarramos la camara y salimos a recorrer. Hermoso lugar. Rústico. Lleno de personajes, dueños de las calles. Recorrimos toda la cuadra, entramos a cada lugar. Saludamos a los vecinos; varios nos dieron la bienvenida, varios nos miraron raro. Cuando terminamos la recorrida nos sentamos en un café. Ahí vale todo, todo es legal, o por lo menos ellos lo hacen ser. El café estaba lleno de locales, eramos las únicas “turistas”. Justamente como se respira libertad, o mas bien anarquía, me sentí libre de sacar fotos. Un viejo me empezó a hablar. Divino. Se llamaba Andrew. Me manifesto sus respetos por mi trabajo y me pidió que le muestre la foto que le acababa de sacar. 

“You have a beautiful concept of beauty” me dijo. Segui sacando fotos como si todos estuvieran posando para mi. Hasta que escucho: “Excuse me lady” Miro y era dos señoras en sus 50s. Bien locales. Una pelo larga blanco, vestida con trapos, cara tatuada. La otra, aborigen, tez negra y rulos. Me señalan con el dedo índice y vuelven a gritar: “Excuse me lady”. Me hago la desentendida y respondo:” Me?” , me retrucan, “Yes, who else? Come here.” Me corrió un escalofríos por el cuerpo. Me hacen sentarme en su mesa, Me miran bien fijo y desafiante y me dicen de muy mala forma que era una irrespetuosa por sacar fotos sin pedir permiso. La aborigen se empieza a poner agresiva: “You dont know me, you dont know who I am, what I been from”.
 Aunque les pido perdon y les explico que soy fotógrafa, no les importa y la situación se pone aun mas tensa. Ahí es cuando entra una tercera mujer, que para apaciguar las aguas, me hace traer la camara y mostrarles las fotos. Mi mente estaba en blanco, solo escuchaba ecos. Les doy mi camara y me hacen borrar sus fotos.

Cuando pense que la tortura había terminado, me obligan a ir a preguntarle a cada persona en el café a la que le había sacado fotos, si podía quedarme con la toma o querían que la borre. Dificil explicar la humillación que senti al caminar entre las mesas, pidiendo permiso, exponiendo mi intimidad, ahogada en miradas de juicio. 

Por suerte, menos esas tres señoras, todos reaccionaron bárbaro. Algunos me felicitaron, otros no dijeron mucho pero me miraron con ojos cómplices haciendome saber que estaba todo bien.

Cuando termine la recorrida de humillación me sente en la mesa de nuevo. No pensaba irme hasta terminar mi café tranquila. Me cayeron un par de lágrimas. Cali me agarraba la mano estallando de bronca. No aguanto y se dio vuelta a mirarlas fijo. Para los que no conocen a Cali, tiene los ojos mas grandes del mundo. Nunca la vi usarlos con odio, siempre sus miradas estan llenas de amor, pero la situación fue tan intensa que por primera vez apuntó de otra forma. “Whats ur problem? Why r u staring at me?” Cali no contestaba, solo sostenía la mirada. Yo al lado, apretandole la mano para que pare pero al mismo tiempo orgullosa de la fuerza de ese cuerpito tan chiquitito y su convicción para defender sus valores y los mios. La situación explotaba de tensión hasta que Cali les hizo “hombritos” de “que me importa” y le saco la mirada de encima.

Igualmente, no nos fuimos. Nos quedamos 15 minutos mas haciendoles saber que nos ibamos a ir porque queriamos y no porque ellas nos habían hecho sentir tan mal. Cuando estuvimos listas, agarramos nuestras cosas y nos levantamos tranquilas, sin mirar atrás, como si nada hubiera pasado.

Yo necesitaba ir a la van a hacerme bolita y escuchar música. No se como se leera esta situación desde afuera pero fue muy intensa.

 Ahora viene la parte de aclarar que no me estoy encontra de la petición de esas señoras. Tengo clarisimo que me dedico a “robarles” un poquito de intimidad a la gente en las calles para hacer de eso arte y corro el riesgo de enfrentarme a que no quieran darmela. Y me parece perfecto. Cada uno hace de su imagen y su vida lo que quiere. Me ha pasado otras veces de molestar, y hay situaciones en las que pido perdon y sigo caminando. Hay otras en las que borro las fotos. Son cosas que pasan. Lo que “dolió” de esta historia fueron las formas. La violencia verbal y casi corporal (mas que nada manejo de manos y miradas). La energía que me transmitieron esos seres me dejo dura por varias horas. Mas fue la sorpresa de pensar encontrarme personajes firmes en su filosofía de paz y amor con algo que enseñarme. Pero de estos solo me lleve violencia y humillación. Eran fotos simples. Eran fotos de ellas tomando un café. No me meti en un callejón y las capture clavandose unos ácidos. Solo me llamo la atención sus pelos, sus tatuajes de época y su vestimenta.

 En fin, me hicieron sentir mal. Eso es lo que no entiendo. Hay tantas formas de comunicar diferentes ideas, malas o buenas, pero la violencia es el peor camino. Si me hubieran sentado en la mesa y me hubieran dado un sermon con fines de lección, todo sería disitinto. Me senti muy débil llorando, pero fue un quiebre a la armonía que venía manejando estos últimos meses.

Así fueron los acontecimientos y como todo, por algo fue. Fue un trago amargo que pudo pasar después de una buena siesta con música de fondo.

PARAISO

Poniendo todo en una balanza, las 23/22 horas que restaron del día fueron como vivir en el paraiso. Dejando de lado la intensa situación, conocimos personajes adorables con mucho para enseñar y para contar. Como era viernes, todos los instrumentos de percusión salieron a tocar a la calle. No eramos mas de 30 personas, pero todas bailaban y se movian al ritmo de los tambores.

Nos sentamos con Claudy, hombre de unos aprox 60 años, bien local. Lleno de amor. Quería charlar. Quería que le contemos de Argentina, quería que le hicieramos todas las preguntas que queramos. Era fanático de los juegos de mano. Ejemplo, en medio de una historia te interrumpía, te agarraba la mano y empezaba una guerra de pulgares.

También conocimos al hombre de la barba roja y camisa de jean, al panzon vizco y borracho, a la pareja de duros, a la que no tenía dientes pero tenía un perro, al bebe que quisiera tener y a esa pareja de jóvenes mujeres que experimentaron su primer beso lesbico frente a todos nosotros. Como no puedo detenerme a contar acerca de cada uno, me detengo en Richard.

Le dije a Cali: me gustaría saber como hacen todos los que estan tocando para saber cuando tienen que parar. Porque no era una  banda ni nada por el estilo, sino que gente que había sacado su instrumento a la calle e improvisaban ritmos increíbles. Y tocaban por 20 minutos, media hora, y de repente, todos paraban al mismo tiempo. Como si la canción hubiese terminado. Cali me dijo: preguntemos. Y se acercó a Richard. Aprox, cuarenta y pico, tambor entre las piernas. Divina persona. Nos explico varias cosas, pero en resumen, “todos sentimos cuando hay que parar”. Todos lo sienten, “The beat rules”. Estan todos tan conectados por la música, yendo hacia el mismo lugar. Cuando llegan, paran. Que increible no?

Cuando los tambores dejaron de sonar, la noche había terminado. Nos fuimos para la van y después de un día de manejo, peleas, verdes y música nos fuimos a dormir, finalmente, en paz.



























jueves, 28 de noviembre de 2013

Vivir en Van


































Termino una etapa en Brisbane la cual coronamos con una semana de grandes despedidas. Fuimos a cada lugar que amamos, comimos como reinas y abrazamos a cada personaje que lo merecia.

Para viajar hacia Sydney decidimos alquilar una Van y viajar durante diez dias parando en cada lugar que lo merece. Fue espectacular.

Despues de un lunes lleno de amigas australianas acompañandonos en los ultimos detalles antes de partir como depilarnos e ir al supermercado a comprar gomitas para el viaje, cargamos todo en la Van que nos asisgnaron, en formato de Jimmy Hendrix para hacerle honor a Juano, y partimos hacia Coolangatta. 

Todo era nuevo. Desde manejar desde el lado derecho hasta cargar toda una vida en un auto. Lugar nuevo para el cepillo de dientes, lugar nuevo para la almohada, lugar nuevo para las bombachas. 

Llegamos a Coolongatta a la noche y tuvimos nuestra primer noche de camping. En los últimos años no tuve la oportunidad de acampar en Buenos Aires asi que no puedo comparar, pero aca los camping son un lujo. Baños limpios con agua caliente y quincho con artefactos de cocina para vivir con comodidad. Desde pava electrica hasta tostadora. Nos hicimos unos ricos wraps, charlamos un rato con la van vecina y nos fuimos a dormir. Costo estirar las piernas en la van, pero finalmente lo solucionamos. Ya nos sentiamos en casa.

La mañana siguiente comenzo con un tipico desayuno de café+banana+mango, jornada de playa y luego a la tardecita partimos hacia Springbrook, un parque nacional. Aquí pasamos día y medio de aventura. Treking entre cascadas y animales salvajes. Dormimos en el medio de la nada sin luz ni electricidad y partimos para Byron Bay. Paraiso si los hay. Fue la perfecta combinación entre West End y playa. Que mas pedir? Empezo a aparecer el tipico estereotipo de australiano surfer: bronceado de reflejos dorados. A nuestra sorpresa, nos vinieron a visitar amigos y amores de Brisbane, asi que tuvimos un fin de semana lleno de vino, amor y baile. Pasamos gran parte del tiempo en “The Art Factory”, como su nombre lo dice, un camping lleno de arte. La mejor anécdota que recuerdo de estos días fue esa noche de tormenta en la que todos nos animamos a dejar cualquier tipo de prohibición atrás y bailamos semi desnudos bajo la lluvia. Eso fue libertad. En el día hicimos playa, juegos, serenatas con la guitarra, sushi, pizza y helados.

La vida en van cambio después de conocer a dos francesas divinas que nos aconsejaron a animarnos a no pagar mas camping sino estacionar en calles “de adentro” para dormir ahorrando unos pesos. Y asi fue. Chau a la ducha caliente y al café de la mañana con agua de pava eléctrica. Ahora nuestra vida consistia en estacionar frente a la playa, amanecer frente al mar, correr en busca del baño mas cercano y terminar el día bañandonos en la playa antes que baje el sol para no morir de frío. 
Que lindo es ser hippie! Que loco cuando uno se da cuenta lo bien que puede vivir con tan poco. Remera, bikini, short, cepillo de dientes, desodorante, ojotas. Algo mas? Nada mas.

De los días que estuvimos en Byron, uno de ellos nos fuimos a pasar el día y la noche a un pueblito hippie (hippie en serio…habitado por pioneros de los 70s) que se llama Nimbin. De este pueblo hay mucho para hablar, asi que habra otro relato dedicado a esto, pero como conlusión puedo decir que fue una experiencia intensa. Moraleja: olvidémonos que hippie es sinónimo de felicidad. En fin, a pesar de todas las cosas que se vivieron ese día, me queda un recuerdo increible y un paso más a seguir creciendo tanto personal como profesionalmente.

Partimos de Byron hacia Lennox. Otro pueblito playero pero con menos juventud. Despúes fuimos a Port Maquarie, pueblo con una movida parecida a la de Lennox pero con un lindo puerto y mas cerca de parecerse a una pequeña ciudad. Ambos lugares impresionantes. Lo bueno fue disfrutarnos la una a la otra. Eramos nosotras y el mar. Reimos y nos abrazamos fuerte en varios momentos. Se acercaba el fin de nuestras pequeñas vacaciones y queríamos mas que nunca concentrarnos en pensar en lo lindos que habian sido estos ultimos meses juntas. Cada despertar, cada metida en la cama. Cada personaje, cada experiencia. Los días de roadtrip nos los tomamos para respirar hondo, agradecer y grabar en la memoria cada minuto de aventura. Tuvimos una gran conexión con la naturaleza. Playa, agua, aire, tierra. Todo para nosotras.

Antes de llegar a Sydney habíamos planeado parar en Newcastle. No sabemos bien porque habíamos tomado esa decisión pero cuando entramos en la ciudad nos dimos cuenta que habíamos pifiado. Nos adentramos en una ciudad industrial con poca gracia. Al primer semaforo nos asfixiamos. Donde esta la playa? Suena exagerado pero necesitabamos respirar esa profundidad de horizonte. Como estaba anocheciendo decidimos parar a dormir por ahí, para arrancar temprano en busca de mar. Y asi fue. Al dia siguiente partimos para Avoca Beach. Una playa en las afueras de Sydney super acojedora. Estacionamos. Había baño, ducha y un café. Impecable. Pasamos el último día y noche en ese lugar espectacular. Como despedida comimos una ensalada exótica frente al mar. A la mañana siguiente nos volvimos a despertar con ese rayito de sol que entraba entre los banderines colgados en la ventana que nos regalo Jack. Abrimos los ojos. Y mar de nuevo. Que linda vida.

Ordenamos la van y partimos para Sydney. Se acercaba la hora de separarnos. En el camino hicimos sonar toda esa playlist que nos acompaño durante los  3 meses y pico. Gritamos cantando. Nos agarramos la mano. Llegamos a lo de Lucas y Cami. Yo me baje ahí y Cali siguió rumbo a encontrarse con el novio.
Asi empieza mi vida en Manly…..sola pero con Cali cerca. Nada grave. Hora de cambios y reencuentros. Hora de tomar coraje para dar pasos sola.


Veremos como sigue….

En fin, gracias Cali por estos 10 días de vivir como se debe. Felices.

sábado, 16 de noviembre de 2013

BYE BYE WEST END


Y así como en un pestañar de ojos se pasaron nuestros tres meses y monedas en Brisbane. Pensar que del itinerario que habíamos planeado, Brisbane, era el lugar al que menos fichas le poníamos solo por el hecho de haber recibido comentarios como “ Its to calm” “ Nothing happens”. Manzana. A nosotras Brisbane nos enamoró. Es la perfecta combinación entre ciudad y pueblo. El olor a ciudad se deja de sentir con solo caminar una cuadra y encontrarte con un parque con vista al río y olor a verde.

Ni hablar de la magia de West End. Antes de decidir donde alquilar una casa, nos llevaron de paseo por todos los barrios. No nos quedo ninguna duda de que West End era nuestro lugar. Tiene de todo y variado, pero bajo una misma energía. Energía del relaje la podemos nombrar. Estan desde los edificios “lujosos” con vista al río, hasta las casas hippies perdidas entre calles plagadas de árboles y flores. Su calle principal esta adornada con bares y restaurants de todas partes del mundo, cada uno con su propio estilo. Los homeless son moneda corriente, pero no son los típicos homeless newyorkinos sino que son hippies que perdieron la cordura y que cuando les pasas por al lado solo te tiran alguna frase alentadora como “viva el amor” “que linda sonrisa” y demás. Entre los homeless también se mezclan los famosos aborígenes, personajes con más años que nadie  en el barrio. Dueños de las calles. A esto sumenosle los hipsters que defilan los últimos looks intentando combinar lo menos posible. Y también esta el turista. O los jóvenes con ganas de vida. En fin. Ir de paseo a West End es una aventura. Por lo tanto, vivir en el es lo que mi amigo uruguayo diria “un viaje”.

Fueron tres meses que nos paso de todo. Conseguimos una casa increíble. Una ubicación perfecta. Un baño soñado. Roomates para el recuerdo. También conseguimos trabajo a la primer semana de llegadas y de a poco empezamos a formar vínculos con vecinos y compañeros de vida. Asi fuimos formando nuestro pequeño circulo.

Lexie, mejor amiga australiana. Una mujer llena de amor con un corazón gigantesco. Ella y su grupo de amigas nos llevaron a recorrer las noches más divertidas de Brisbane. Con esto también tuvimos suerte. No es lo mismo salir con argentinos en tierra australiana que salir con australianas en su terreno. Fuimos locales. Unas mas.

Otro elemento que condimento la estadía en West End fue un pequeño-gran grupo de amigos que formamos con unos peruanos que conocimos por una amiga en común. Grandes personas. Ellos y sus amigos de la facultad, todos con diferentes nacionalidades. Australia, México, Brasil. Todos estudian algo con “environment” entonces cada encuentro tenia ese sabor a hippie amante del medioambiente y preocupado por protegerlo. Personas profundas, lejos de la superficialidad, siempre con buenas sonrisas e historias divertidas. Simples, felices, inspiradores.

También quedan atrás amores, o amor. O historia de amor. El famoso amor de verano sin ser verano. El famoso vivir con intensidad ya que el tiempo corre y el viaje sigue. Lo que mas rescato de esta experiencia es desarrollar otros medios de comunicación además de las palabras, ya que a pesar de hablar y entender ingles muy bien, nunca se puede ser uno mismo en otro idioma. Es una especie de barrera. Y  es acá donde entran en juego los sentidos, las miradas, los abrazos. Aprendí que en ese idioma nunca dejo de ser quien realmente soy. Como digo siempre, es una cuestión de energías. Y si esas energías se complementan, no hacen falta muchas palabras. Sobretodo si amaneces en una campervan con un rayito de luz que cruza de un lado al otro tornando el "buenos dias" dorado.

Cada vez que salimos de esta casa, ya sea para ir al supermercado o para encarar una noche de sábado, algo nos pasa. El solo caminar las 5 cuadras del centro de West End te hace cruzarte con historias de esas para guardar en la mochila. No hubo una sola vez que hayamos vuelto a casa sin algo para recordar.

Uno de nuestros preferidos es “Irish”. Hombre mayor con cabellera metalera, campera de cuero, guitarra en mano y el mejor de los humores. Irish, como muchos en Australia, generalmente tiene varias cervezas de mas; pero eso nunca lo hizo perder su dulzura. Lo llegamos a conocer bien una noche donde volviendo a casa nos paro para dedicarnos unas palabras. Palabras acerca de la vida y como vivirla. Fue loco porque él penso que eramos una pareja de lesbianas. No lo desmentimos porque sus palabras eran alentadoras mas allá de cualquier tipo de sexualidad. Básicamente nos hizo reflexionar sobre el amor y el no perder la esperanza acerca del mismo. Borracho fiel al amor. Y a su guitarra. El estaba enamorado de su guitarra y para el esa era su forma de amar. Eso fue lo que aprendimos, a no dejar de creer en lo que amamos, tenga la forma que tenga.
Historias como estas hay miles.

A veces siento que todo lo que escribo  suena a “color de rosas”. Pero la verdad es que es así. No pasaron muchas cosas malas, raras quizás, pero nada para amargarse. Siempre nos tomamos todo con actitud positiva y lo convertimos en algo que valga la pena. Desde el saber llevar el día a día en otro país, hasta manejar el hecho de compartir cama hace 90 días.

Entonces: Boundary street, el market de los sabados, el gustito de domingo, los festivales, las caminatas por el río, las idas a la City, las amigas, los amigos, las travesuras de los roomates, los desayunos con sobremesa, el helado volviendo a casa, los personajes de todos los días, el arte, la libertad, la buena onda, el anti estress y la felicidad del ambiente hacen un buen resumen de estos increíbles tres meses.

Ahora se vienen otras cosas. Una van, nuevos destinos, nueva gente, nueva playa. Volver a empezar. Y como nos gusta aprender  vivir con incertidumbre…

sábado, 2 de noviembre de 2013

CUMPLEAÑOS de VIAJERA


Soy de las que les gusta mucho el día de su cumpleaños. No solo por todo lo que implica el día festivo sino porque me parece un gran día para ponernos a pensar lo que paso los últimos 365 días. Que éramos, que somos, que vamos a ser. Donde estamos? Para donde vamos? Además de este momento reflexivo, me parece increíble sentir en 24 horas tanto amor de tanta gente distinta. Pensar que esa persona se tomó una parte de su día, aunque sea un minuto, para pensar en mi y desearme un feliz día. Como me parece tan impresionante esta avalancha de amor, generalmente el día de mi cumpleaños suelo estar mas sensible entonces aprovecho para responder cada mensaje con lo que me sale de adentro. Regalo te quieros, te extraños, y piropos. Y me encanta.


Este cumpleaños fue distinto a cualquier otro. Lo que marco la mayor diferencia fue no tener a mi madre con el alfajor y velita a las 12, los abrazos de mi padre y mis hermanas, y el brindis con mis amigas. Claro que se extraño, pero amor no me falto. Me rodee de nuevos amigos de los cuales disfruto su compañía y con Cali, mi soporte principal en esta aventura, organizamos un día lleno de cosas divertidas para no dejar de sonreír ni un minuto. 


Dejo de lado un rato las palabras de reflexión para pasar a describir lo ocurrido el pasado 2 de noviembre del 2013, día en el que cumplí 24 gloriosos años de mucha vida.


Todo empezó el viernes a la noche. Es la primera vez que que disfrute de poder tener invitados en mi propia casa, sin el estrés de que se rompa algo o se manche el mantel. Vinieron varios amigos, entre ellos, mis roomates, el muchacho al que le pagamos la "rent", amigos peruanos con sus amigos de la facultad, alumnos de español, amigos latinoamericanos, entre otros. Entre los regalos hubo un champagne, un vino, un pack de cervezas, un vaso con calavera mexicana y una remera que dice " I love West End" haciendole honor al fanatismo por el lugar donde vivo. 


Hubo muchas risas y a las doce apareció una rica carrot cake con un "2" y un "4", todo armado por Cali. Me cantaron el "happy birthday" y me hicieron pedir los tres deseos. Nunca pido tres diferentes, sino que pienso uno y lo repito tres veces. Es una técnica para que se haga mas poderoso el deseo, siempre funciona. Fue una noche llena de cosas divertidas. A eso de las 2:30 am fuimos a West End, pero en Australia todo cierra taaaaaaan temprano, que el bar donde queríamos ir a bailar un rato ya había cerrado. No nos importo. Volvimos a casa a seguir festejando y a ponerle fin a una noche y comienzo de cumpleaños espectacular. 


Me despertaron a la mañana siguiente con un beso de buenos días y me hicieron masajes con motivo de regalo. Conocido como "Happy Birthday massage". Teníamos un dolor de cabeza importante producto del brindis con champagne, pero tomamos mucha agua y nos fuimos para el famoso market de West End a desayunar. El menu consistió de un iced mocha coffee, una especie de tostado con egg&bacon y una bomba de nutella y frutillas. De fondo sonaba una de las bandas hippies de cada sábado. En el market recibí otro regalo. Mi hombre me regalo un mango. Eso es amor. Que rico es el mango. Que lindo que te regalen una fruta. Que hippie es mi hombre. 


Cuando estabamos en el market se hicieron las 12 en Argentina, y ahí estaban las lindas de mis amigas llamandome por skype al teléfono. Increíble!
Pasamos el mediodía/tardecita ahí hasta que decidimos volver a casa para ver si podíamos dormir aunque sea un ratito para recargar energías para la noche.



Cuando estaba a punto de cerrar los ojos me llego un mensaje de un amigo que mucho quiero. Me puse a hablar con él y decidimos skypear ya que hace mucho que no nos veíamos. Como vivimos en países diferentes nunca pudimos pasar mucho tiempo juntos, pero los pocos días que compartimos en cada visita que hizo uno al otro, las anécdotas que acumulamos son gloriosas. Estuvimos como tres horas hablando y agradecimos haberle  podido dedicar tres horas de un día cumpleañero a nosotros. Jamas me hubiese imaginado pasar un cumpleaños junto a él. Pero esta es una de las cosas que hacen diferente y especial a mi cumpleaños de viajera. 



Se hicieron las 6 de la tarde y nos fuimos a Cobbler, bar donde solía trabajar, a brindar por mi cumple con mis ex compañeros de trabajo. Nos quedamos ahí hasta que nos llamaron del restaurant griego donde teníamos reserva para avisarnos que nuestra mesa ya estaba lista. Nos desvirgamos de la comida griega degustando una variedad de manjares vegetarianos. Finalizada la comida, nos fuimos para una fiesta latina en la calle. Bailamos al ritmo de la música y conocimos gente de todo el mundo. 


La idea era quedarnos en la fiesta hasta que saliera el sol pero mi cuerpo no podía mas. El día ya había cumplido cualquier tipo de expectativa y lo único que quería era llegar a casa para poder hablar con la personita que mas extraño de argentina. Teníamos una cita con Skype. Asi que, feliz con mi noche, nos compramos un helado (Magmun Ego Caramel) y nos volvimos caminando a casa.

Apenas llegue mi amiga y skype estaban esperandome. Hablamos largo y tendido, nos reimos sin parar, nos dijimos cuanto nos extrañabamos y asi, llena de amor y lindos recuerdos, me fui a dormir. 



El día de cumplir años a veces puede ser un arma de doble filo. Cualquier cosa puede llevar a la decepción, sobretodo si estuviste esperando algún saludo y no llego. O si habías planeado las cosas de una forma y salieron de otra. Este año, no pensé ni espere nada de nadie. Me deje llevar por lo que soy hoy en día, dedique el día solo a pensar en mi. Me deje fluir con nuevos amigos y nuevos lugares. Deje que el día me sorprenda. Y así fue. Cada cosita que me paso me hizo pensar que por algo así fue. Me sentí muy feliz, muy completa, muy conforme. Recibí mensajes de todas partes del mundo deseandome un gran día pero además, muchos aprovecharon para decirme lo bien que me veían. También este blog, mi proyecto bebe, recibió muchos halagos. Y eso me hace saltar el corazón de felicidad.

Por eso, por esto y por lo otro quiero festejar con mi blog y con ustedes mi nuevo año de vida.

Salud!

Y gracias. Infinitas.










A las doce con la pequeña!

 
Personajes 



Buen día Chula!



El pin que consiguió muchas cosas gratis



La banda 




El desayuno matador


La bomba de Nutella




La sonrisa cumpleañera




El Mango




Amigos



Detalle: Carrito de supermercado. Orgullosas de pasearlo por todo West End.



La van de mi hombre





Brindis en Cobbler



Comida Griega




 Tentadas 




 Fiesta latina con amigos de Afghanistan. Notese el detalle del muchacho desubicandose con su mano derecha. Un horror.




El mejor final